PIXELS DE COLORES

«No se lo podía creer. De repente, ya no existía. Se había convertido en millones de píxels de colores. Cuadrados rojos, miles de miles, y en todos sus tonos. Muchísimos azules, helados, como su corazón, congelados, como sus manos y sus pies los últimos meses, morados como su alma… Alguno verde hierba con amarillo limón, y también naranjas… Aunque estos no abundaban. Los granates y rojos absorbían la luz de la habitación, la dominaban, lo impregnaba todo. 

Un soplido y ya no estaría ahí, volaría, se desintegraría. Paralizó su pensamiento, su latir e intentó reordenar la habitación. No podía. ya no tenía control sobre sus píxels, ni siquiera los verdes podrían ayudarle… El lugar que había ocupado su cabeza se había transformado en un enmarañado amasijo de colores verdosos, azules y morados. Era el final. 

Se había pasado unos meses vomitando píxels de colores, vaciando su interior, y se había quedado sin aire, sin líquido que vomitar, sin objetivo al que apuntar. 

Tenía una idea. Su capa de súper-héroe. Ésa nunca fallaba. Estaba hecha de píxels rojos y naranjas. Funcionaría.»

Isabel R.