CRÓNICA MARATÓN CASTELLÓN 16-2-2020

Todo había comenzado en el 2017, cuando, después de un par de años trotando por los montes, triatlón y en algunas carreras, decidí que debía probar la distancia larga. Aquella vez fue muy duro, el año había sido también complicado, y el sabor agridulce me impulsó a repetir en 2018. Volví a llegar lesionada a la cita, muy cargada y con la cabeza hecha un lío. Todo apuntaba a que no era mi distancia.

Pero los obstáculos se te ponen delante para que trates de saltarlos, y mi espíritu no me dejaba descansar si no volvía a intentarlo, con garantías de acabar bien y de DISFRUTAR con mayúsculas.

Elegí Castellón, pues no llegaba bien a la cita de Valencia (mi ciudad), necesitaba más tiempo de preparación. Castellón era perfecto.

Y pese a mis primeras reservas, (me había planteado Sevilla), puedo asegurar ahora que ha sido, junto a muy poquitas, una de las mejores carreras de mi vida.

Llegaba tranquila a la cita, aunque siempre con dudas. Había intentado seguir muy a rajatabla los entrenamientos de Juan, combiné el entrenamiento de carrera con la bici, para no cargar tanto y llegar bien. Y claro, tanto experimento me creaba dudas, sobretodo cuando hablaba con maratonianos puros que hacían barbaridades de tiradas y de km a la semana sólo de carrera…

Decidí no escuchar a nadie, y fiarme de mi entrenador, como siempre, juntos lo hemos sacado todo adelante: triatlón de media distancia, trail, media maratón, duatlón, natación aguas abiertas… en fin.

Siempre he pensado que debo aprovechar el momento. Me encuentro bien físicamente, pero no soy joven, no sé cuántos años más me quedarán para disfrutar del deporte de competición. No hay nada que te insufle energía más que una carrera, una competición, un resultado ajustado… Siempre con una misma.

Muchos no lo entienden. Piensan que competir es ganar, y nada más lejos de la realidad. En una carrera lo más normal es que no ganes, ¡!!sólo gana uno!!!, los demás quedamos por detrás, aunque ganemos tanto… Si te apuntas a pruebas multitudinarias es más difícil aún. Me refiero con esto que lo que nos mueve es otra cosa, es algo contigo misma, forma parte de tu ser y de tu espíritu.

La palabra que más escuché en el recorrido precioso de Castellón, fue “valiente”. Nunca me he sentido valiente por correr. Una no es valiente cuando se enfrenta a un reto que puede hacer, el valiente es el que se enfrenta a lo que teme. Cuando nado en el mar, sí me digo a mí misma que soy valiente, pues me sigue dando pánico. Pero cuando corro soy feliz. Una no es valiente por hacer lo que le hace feliz. Sacrificada, responsable, luchadora, constante, multitarea… todo eso sí… todo eso me identifica más.

Cuando el domingo dio la salida el Maratón ya sabía que me iría bien. Pude despedir a mi chico y a mi pequeña, que me acompañarían toda la mañana con sus bicis por las calles de Castellón. Sólo me había trazado un plan: seguir el PLAN. Había conseguido mi primer objetivo, que fue llegar sin lesión. Estaba descansada, bien alimentada, y con la mente entrenada. Sería la tercera vez. Iba a poder. Esta vez sí.

ESPECTACULAR el maratón de Castellón. Todo fue bien, no podía haber pedido nada mejor: ni una mejor preparación, haciéndola llevadera y no demasiado cargante, ni una mejor alimentación y programación de todo lo que me tenía que hidratar tanto antes como en carrera… tampoco un mejor día, nubladito, con fresco pero sin frío, sin sol ni calor, el recorrido, que temí que subiera más y era bastante plano, o al menos yo no noté la subida demasiado… y no había casi agobio, como en Valencia, y cada 2 km encontré agua y pude llevar una constante hidratación, y me emocioné con la música en cada esquina y la animación espectacular en Castellón. Fue lo mejor. Pasabas varias veces por los mismos sitios y estaban a tope de gente, de tamborileros aporreando sus tambores que se te metía en la vena y te emocionaba… se me quedaron grabados. Piel de gallina al pasar, emoción al máximo. Esa sensación tan inexplicable que sólo se puede entender si la has vivido en una carrera de esas dimensiones…Algún tramo más triste camino del puerto pero necesario en 42 km…

Aguanté los primeros 27 km a un ritmo suave para mi, pero ése era mi plan. Me aguanté y mucho, creo que fue lo que más me costó. Parar mis piernas, aguantar el ritmo. En el km 18 ya pasé el globo de los 3:30, los dejaría atrás desde entonces, y a partir del 27,  cuando de nuevo volví a pisar Castellón, comenzó el plan “B”. Estaba fresca, con ganas, sin molestias, y súper motivada, no paraba de adelantar a gente que empezaba a flojear. Apreté ritmo y en el 38, unos compañeros que me dijeron que iba la 4ª de la categoría. ¡¡¡No¡¡¡. No quería presión, quería mi carrera, pero fue un “click”. Apreté más. Pensé que no podía cogerla, pues me habían dicho que estaba a 500 metros, y recortar tanto en 4 km era complicado, pero yo iba a más y ellas a menos, y pasé a la 3ª y también a la 2ª. En el 40 ya las tenía, seguí apretando, me emocioné en el centro, sonreí a mis chicos, lloré y corrí a la vez sin parar de apretar. En el 42 km aflojé un poco para entrar entera y con mucha energía en meta. No sentí ningún muro, no se me hizo pesado ni uno solo de los 42 km, no sé qué me pasó. Supongo que era el día

Fue ESPECTACULAR. ¡La carrera que siempre había soñado, de menos a más en un maratón, controlando los ritmos y sin morir en meta!.

Las atenciones en meta, recibir a los míos y ser consciente por primera vez del resultado de mi trabajo me emocionó. Volví a reafirmarme que todo se puede conseguir con el trabajo duro, con mejor o peor marca, pero la sensación insuperable de que lo has logrado puede con todo.

Llegué a meta con 3:23 min, bajando 6 min mi anterior marca, a una media de 4:46. Llegué 2ª de mi categoría y quedé 3ª en el Campeonato autonómico. Supongo que ese día no éramos muchas chicas y por eso tuve premio, pero mi marca, ¡eso sí es algo objetivo!, y las sensaciones la hacen insuperable.

El año que viene volveré a plantearme un maratón. Ahora sí es una distancia que he hecho mía. Creo que lo he conseguido.

Cuando te planteas estos retos, no dejas de agradecer a todos los que lo hacen posible, que son muchos a tu alrededor, pero eso no debe nublar el verdadero hecho de que somos cada uno de nosotros los que podemos hacerlo, los que nos debemos enfrentar a nosotros mismos y conseguir aquello que esté dentro de nuestras capacidades. Conocerse, exigirse y lucharlo hasta el final, hasta que el árbitro pite.

Me encantó correr en Castellón, me llevo el mejor recuerdo de maratón que nadie pueda tener.

Maratón Castellón 2020, 16 Febrero

Isabel Remohí