Pasa mucho tiempo desde que emprendes un camino hasta que realmente eres consciente del camino que has elegido, porqué lo has hecho y para qué. La mayoría de las veces vamos improvisando sobre la marcha, dejándonos llevar por intuiciones, por aquello que nos hace sentir bien… en ese caso, creo que casi siempre se acierta. Cuando las decisiones son fruto de la «obligación» o para gustar a los demás, la cosa cambia.

Desde muy joven elegí dibujar, pintar, explorar un camino que sabía que me iba a gustar, pese a tener uno de los mejores expedientes de mi curso, o gracias a ello, quizá pude elegir con más conocimiento de esfuerzo… Ya había estudiado bastantes conceptos que no iban mucho conmigo… También elegí la enseñanza, aunque de forma no tradicional. 

La vida se hace larga y dura y no siempre transitas por caminos fáciles, algunos años han sido una tortura, algunas personas también. Cuando te reencuentras con las cosas que amabas y que te hicieron disfrutar, empiezas a comprender el porqué de ese camino. Volví a hacer deporte, volví a pintar y a dibujar y decidí que ya había llegado el momento de enseñar de verdad. 

A mis alumnos/as los conozco el primer día por cómo dibujan. Es el primer ejercicio que hago, no escriben su nombre, sino que dibujan con unos parámetros que les ofrezco y de forma espontánea y rápida. Ellos/as no se lo creen mucho al inicio, aunque sienten curiosidad siempre. A veces alguna personalidad me bloquea, pero muchas otras, la mayoría, es tan evidente para mi lo que me muestran, que sé que me creen cuando les digo que sus dibujos hablan más de ellos que las propias palabras. Es como el lenguaje no verbal, pero en expresión profunda. Aunque no dibujes bien, aunque no sepas qué hacer (eso también nos dice mucho…). Todo trazo, color, composición y tema elegido dice cosas de nosotros. Es nuestro altavoz.

Hace unos días decidí seguir el reto #inktober2019 ; consiste en dibujar cada día en base a una propuesta o palabra que ellos proponen y compartirla en redes. El objetivo es crear un hábito (dicen que los hábitos se consolidan con 21 días de constancia), compartir tus dibujos y trabajar la creatividad. Y !!ays¡¡¡ estoy encantada. El inicio ha sido difícil, me costaba dibujar¡¡¡. Nunca me he considerado una buena dibujante, siempre he pensado que me llevaba mejor con el color; pero conocer a mis alumnos/as de ilustración y animación y seguir este reto, me está ayudando a «pensar» en dibujo. Estoy disfrutando.

Y es ahora cuando he reflexionado, que realmente yo también estaba lanzando mensajes con estos dibujos y aunque siempre he sido consciente de la carga emocional de mis obras, el hecho de dibujar cada día, ofrece mucha más información, que pensar un cuadro cada cierto tiempo. Y así estoy, explorando un poco más si cabe en mi interior, tratando de definir estilos, mensajes y crear mi propia voz.

Hay elementos comunes en mis obras de todos estos años, otros que van y vienen, pero alguno muy potente y que con el paso del tiempo, (ya son casi 20 años pintando), crean una constante. Cuando le preguntas a un niño de 12 años cómo definiría mis pinturas y dibujos y te dice claramente 1 ó 2 palabras, es que has conseguido (aunque sin quererlo), trazar también un camino para tu voz. 

Sin ser consciente de ello, me he dejado atrapar todo este tiempo por la magia de Paul Klee y su estudio de color, centrado en los cuadrados y la simplificación de las ciudades; en las transparencias de los clásicos y las texturas que crea el collage de los cubistas, buscando la profundidad en los tonos y diferenciando así mi trabajo del gran maestro Klee. Desde hace un tiempo, he trabajado la mujer como centro de la obra, o como punto de partida, según se mire, dejando que fluya lo que tanto tiempo has tratado de «disimular». Y entonces no dejo de ver obras de Paula Bonet y otras ilustradoras y envidiar su voz y su mensaje. Y me pregunto porqué no dejar que el altavoz sea más firme cada día, que el color lo impregne todo, que el dibujo transmita aquello que piensas, que simplemente hagas lo que más te guste.

Lo más placentero a lo que se enfrenta un artista es a crear sin ningún impedimento, compromiso de estilos o temas, únicamente con motivo de crear una obra dentro de una colección, o para exponer si se da el caso, pero dejando que el tema sea libre, el formato también, el tratamiento también. En esos momentos te das cuenta qué es lo que más te llena, lo que es espontáneo y lo que es forzado. Y ya he identificado demasiados elementos comunes en mis obras como para que sea casualidad. Después de 20 años creando por distintos motivos, hay objetos de los que no puedo escapar, que me producen un inmenso placer cada vez que recurro a ellos, hay colores que siempre se gastan en mi paleta y otros que acaban secándose… y hay temas que son parte de mi.

Comparto mis primeros dibujos del #inktober2019 y mi primera obra finalizada después de mi paso por la escuela de arte.

Ójala todo fuese tan fácil siempre, aunque las cosas se valoran por lo que has tenido y por lo que has vivido, y el camino todavía es largo… y la escalera es complicada de subir. Pero vale la pena el viaje, siempre hay colores bonitos por el camino, casas que merece la pena visitar, pero sobretodo un horizonte espectacular al que accedes con cuidado pero con paso firme.

Isabel. Octubre 2019