Me encantó vivir la experiencia de los exámenes de nuevo. Fue extenuante, porque a la vez que escribía mi TFM, con un tema muy personal al que me dediqué, conseguía aprobar la capacitación en valencià (uno de los mil requisitos que necesitas para demostrar que puedes ser buen maestro), debía tragarme un montón de temas de estudio (que me han hecho revivir mucho mi etapa universitaria y me ha encantado), todo con alegría e ilusión, con esperanza y con desesperanza a la vez.

Disfruté como una enana dibujando durante 6 días más de 7 horas sin parar, y después conociendo que mis resultados habían sido muy buenos. Me encantaron las apreciaciones que las doctoras en educación y arte hicieron de mi trabajo TFM, invitándome a publicar en revistas especializadas y a seguir investigando… 

Pero sobretodo, entretejiendo estos días de estrés, de cansancio extremo mental y físico, he sobrevivido al inicio de mi entrenamiento. Después de casi 5 meses sin correr, (en enero fue mi última 10 K), en mayo me puse en marcha. Poco a poco, km a km. Empiezo desesperada por los tiempos que me marco, pero sobretodo por la sensación de cansancio extremo que experimento cuando salgo, y no sé si es físico, mental o espiritual…

En estos 2 meses he conseguido algunos avances. No muchos. Hoy he conseguido llegar a 10 km en mi entrenamiento, a un ritmo modesto, pero superar la barrera del 10 era importante para mi. He visto el avance en mis tiempos y en mis recorridos, pero sigue quedándome la sensación eterna del cansancio, de lo poco que avanzo, de que me gustaría ser la que era en noviembre, mejor en octubre, en cuanto a ritmos y km… También en el agua…

El curso ha sido muy duro a nivel intelectual, ha requerido mucho esfuerzo mental, un cambio de percepción muy importante sobre mi misma y mi futuro y el planteamiento de objetivos distintos. Los he alcanzado, eso sí, pero me queda la sensación amarga del triunfo que podía haber sido total, o del no triunfo que podía haber sido podio. Y es que cuando te esfuerzas hasta el extremo, lo más importante es recibir buenas sensaciones, mucho más que la posición, eso decimos los no profesionales, pero cuando lo que te juegas es tu profesión, no basta con eso, tienes que llegar arriba. 

Y ahora me queda una sensación difícil de explicar; entre agotada y contenta por haber finalizado esta etapa; entre incertidumbre y seguridad ante lo que viene; entre la alegría por lo que has conseguido y la tristeza por haber estado tan cerca; entre las ganas y necesidad de descansar y la imperiosa necesidad de seguir adelante…

Hoy he dado un paso, ya tengo plan de entrenamiento para este mes de julio y comienzo de agosto. A ver qué soy capaz de hacer y a partir de ahí marcaremos objetivos. Seguiremos pensando en deporte, y añadiremos algún toque artístico a este blog, para que todo lo que me ha hecho bien durante tanto tiempo siga estando presente en mi día a día.

La vida es constancia, mantenemos aquello que somos conscientes que debemos mantener en nuestras vidas, el resto pasa…

Isabel R.

Quizá nuestra escalera sea muy alta. Párate, contempla los peldaños, son bonitos, de colores. Sube.