Con el final del año comienzo a vislumbrar mi camino. El tiempo es una medida relativa de todo lo que nos sucede, y generalmente, las cosas mejoran con el tiempo, también empeoran, pero lo que es indudable es que toda situación es susceptible de cambios. Y eso ha sido 2017 para mi. Un año de muchos cambios.
Ha sido un año de reflexión, estudio, enfermedad, soledad y cambio de rumbo.
El re-descubrimiento del deporte en puro estado de competición, el que te hace vibrar, el que te pone nerviosa antes de competir, el que te emociona,… también el re-descubrimiento del arte como parte íntima de mí misma, como manifestación atrapada entre los horarios imposibles del día a día… Cuando eres consciente de todo eso, descubres que ya no te valen muchas cosas, que debes “resetear” tu sistema, quedarte con lo que te sirve, y enviar a la papelera el resto.
Y aquí estoy de nuevo. Recuperada. Entrenada. Con nuevas metas en el horizonte laboral y deportivo. Con nuevas esperanzas. Y con muchas ganas de dar caña. Lo que hace unos meses era una utopía se convierte en realidad hace unos días, y te encuentras agradeciendo, paradójicamente, las cosas que a priori parecían «malas» para tí. Gracias por ponerme dificultades, gracias por hacerme la vida difícil. Nadie sabe cuánto he conseguido gracias a la motivación que siento a superarlas¡¡…
El 23 de Septiembre me «regalan» mi primer dorsal de este año, para la Carrera Contra el cáncer de Torrent. Por sorpresa, sin prepararla, y sin estar concienciada, acabo 2ª de la general y 1ª de Torrent. Me entra el miedo, y la responsabilidad, y la preocupación por seguir entrenando y mejorando… Es difícil de explicar, pero es como una sensación de obligarme a mí misma a dar todo, eso implica cansarme mucho, exigirme mucho, y a veces te paralizas, porque no sabes si podrás hacer lo que tu cabeza quiere hacer… Pero sabes que si tu cabeza no lo asimila, nunca lo harás. Supongo que será algo común a todos los que somos competitivos, pero no sé si tiene más que ver con mi sentido de la responsabilidad…
Me tomo unas semanitas, de más entrene, en el que la piscina y la bici son parte muy importante en mis rutinas. Consigo salir varios días a la semana, y sigo corriendo… Y acabamos en el Trail de la Carrera Lusitania, con varios compañeros/as del Club, por lo que la motivación es mucho mayor, y el soporte más.
No recordaba lo dura que puede resultar la montaña, y lo necesario de la preparación, física y mental. Gracias a Toni pude hacer una carrera decente, consiguiendo un buen Segundo puesto de la general, pero con mucho esfuerzo físico. De nuevo las ganas de hacer más cosas, ver calendario, planificar más carreras, y a la vez el miedo a enfrentarme a ellas…
El pasado 3 de diciembre, hace apenas 2 días, hice el Pas Ras del Puerto. Justo un mes después más o menos. Tenía pendiente un 10K, y también una carrera de verdad. En la que pudiera competir a tope, con chicas tan importantes como Fátima Ayachi o Natacha, que sabía que me sacarían algunos minutos. Al principio no sabía muy bien dónde me había apuntado. Cuando vi lo que sucedió otros en esa carrera me asusté de verdad. Y estuve varios días pensando que no debería haberme apuntado. Tienes dos opciones: elegir carreras sencillas en las que casi seguro que vas a conseguir buen resultado, o carreras como ésta, en las que te vas a sentir en muy mala forma, por el nivelazo que hay. Exactamente eso sucedió. Me hundí. A nivel mental. Ver que me adelantaban varias chicas y que yo lo estaba dando todo, me hizo venirme abajo, y tuve que reducir el ritmo. Ya no pude recuperarme hasta el final.
Realmente el resultado no fue malo, pero no estuve en el tiempo que creo que podía haber hecho. Volví a saborear esa sensación agridulce del que sabe que puede mejorar y que no ha preparado bien la carrera. Acabé en 10ª posición, y 4ª de mi categoría. Me sorprendí al ver los resultados, mi sensación era mucho peor de lo que realmente había sido…
Y después de estos meses de sequía en el blog, de re-planificar mi vida y mis objetivos, vuelvo a encontrar también esa motivación, la que te lleva a expresar poco a poco lo que vas pensando y sintiendo.
Seguiremos disfrutando de la competición, del gusanillo sano de querer mejorar, del esfuerzo en conseguir lo que te planeas, de planear ilusiones, porque de eso sí se vive, de compartir con otras personas mis momentos más importantes.
Mi agradecimiento al Club Triculpelat, en el que siempre encuentro el soporte para seguir mejorando.
Isabel
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