Me encanta correr.
Cuando era pequeña (de eso ya hace bastante), me tocaba continuamente las piernas, (sin que me miraran, claro), tocaba lo duras que estaban después de un partido o un entrenamiento; y después de mis manos, que aunque feas son muy resultonas por todo lo que hacen, era lo que más me gustaba de mí. Pero las escondía, casi nunca usaba falda porque si me la ponía me miraban y me decían que si esto o lo otro. Yo sabía que las tenía más fuertes que cualquier otra chica de mi alrededor, pero no me gustaba que me lo dijeran.
Hoy sé que es una parte que me define, tanto como nuestra personalidad, y es tan importante para la Isabel que conocéis que ya no me importa lo que piensen. Me encantan, no por cómo son sino por lo que me permiten hacer. Igual que mis manos.
Y correr es una de las cosas más importantes y bonitas de mi vida. Ahora me encanta correr por correr. De joven me encantaba cruzarme el campo de basket a toda pastilla y cansar a mi defensora, saltar, girar, marear… ahora es más meditado, trabajado, entrenado.
Muchas veces me he preguntado porqué comencé a correr, y no tengo una historia emocionante, ni interesante. Fue sin más. Un día me apunté a una carrera por probar. Nadie me había invitado, corrí sola, como casi siempre haría después, nadie me la había recomendado, busqué una carrera y me apunté. Cuando acabé pensé que no había sido para tanto 10 kilómetros, y que podía hacerlo mejor seguro… y hasta hoy. De eso ya hace más de 4 años. Tampoco es tanto, si consideramos que estuve más de 20 con mi equipo de basket. Aún me quedan algunos años de buena forma, espero…
Hoy estoy preocupada. Me duele el tobillo, peroneo, me duele la pierna y el alma y se incumple mi primer objetivo para repetir la Maratón: hacerla sin lesión. Llevo más de 4 semanas con dolor en el peroneo. Tratándolo, desaparece, pero en cuanto hago tirada, toma ya, vuelve a molestar. Y me duele.
Y la indecisión de hacia dónde seguir: parar o acabar, dejarlo aquí. Con la preocupación que no llegaré bien, y la duda y la indecisión de hacerlo con dolor, de lo que ya tengo experiencia… Si paro y me recupero no llego, y si no paro no llegaré por estar lesionada… así que lo tengo muy mal. Y no hay nada que me haga más infeliz que no correr, y muchísimo menos no poder cumplir con mis objetivos.
La Media Maratón de Valencia fue muy bien. Mucho mejor de lo que me esperaba, pues ya tenía molestias importantes. Pude rebajar más de 3 min mi tiempo de hace 2 años, corriendo desde el cajón último de salida, y con una carrera muy motivadora, a un ritmo de 4:34, que estaba dentro de mis previsiones más optimistas. Acabé muy contenta.
Pero sigo teniendo dolor. Y dudas.
Ayer corrí la 30k de Sagunto. Después de 2 semanas duras de entrenamiento, intentando dosificar los días de carrera e introducir bici y natación, cosa que siempre he hecho. Pero el volumen es el volumen, y para preparar la maratón necesitas hacerlo. Y cada tirada se convierte en un AY, tratas de no pensar, te duele poco, pero estás con el run run de «¿y si va a más?», y te bloqueas, porque ya has padecido dos operaciones en esa pierna, por lesión…
Y ayer me bloqueé. Había pasado mala semana, la cabeza no perdona, y mi cuerpo se resintió. Me quedo con los 23 km primeros a una media de 4:40 o menos, según lo previsto, pero a partir de ahí fue un tramo muy duro, con viento en contra, subida y tu cuerpo que no va bien, o tu cabeza… nunca se sabe. Acabé dentro de mi tiempo más pesimista, al contrario que en la media, una de cal y una de arena, pero conseguí terminarla y hacer la tirada que me correspondía hoy. Acabé décima, 2 min por debajo de la marca que hice hace 2 años, así que fastidiada sobretodo por las sensaciones tan malas de no poder acabarla bien.
Mañana decidiré si sigo o no adelante. Evaluaré los riesgos, mi dolor y mi ilusión, y seguiré o no adelante dependiendo de la visión del especialista. Sé que es una decisión difícil, y que haga lo que haga es posible que no acierte, pero la vida son decisiones…
Me encanta correr y soy feliz cuando lo hago, no necesitas entender nada más. Las personas intentamos hacer lo que nos hace feliz, y junto con otras cosas, ésta es muy importante para mí.
Isabel R.
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