delfin

» Iba por el mundo como un verdadero delfín volador. Hacía años que había acuñado ese término, se había ganado a pulso que se lo adjudicasen a él mismo… Manipulador, excéntrico, obsesivo, caprichoso y voluptuoso, ambicioso hasta el extremo, calculador e impulsivo a la vez, con rumbo fijo hacia la fama y el dinero, pese a quien pese y pisoteando a quien sea…

Comenzó vendiendo delfines voladores; allí donde no había nada, conseguía convencerte de que le comprases su delfín, con sonrisa, siempre delante la sonrisa… siempre detrás la crítica mordaz, cruel, el desprecio por los demás, el cinismo, sobretodo por los que se interponían en su objetivo… Continuó vendiendo delfines, con el molde del primero, pero más grandes, siempre con el engaño de fondo, pues nunca volaban… Se dejó atrás sueños e ilusiones de muchas personas y familias enteras y destrozó cuanto pudo a su paso, como siempre cuando pasaba, quemando y arrasando. Los delfines nunca volarían, porque él los asfixiaba.

Esperaba no volver a cruzarse nunca más en su camino, ya había elegido la carretera, con los pies en el suelo, no le gustaría estar cuando explotase ese delfín…

Le gustaba el personaje para su historia de terror, retorciéndolo un poco más si cabe podría obtener éxitos con él. Decidió recrearlo en sus relatos para contar su historia, rodeada de indeseables y de enormes delfines voladores.

Sólo sentía tristeza por los delfines, nunca los vería como lo inteligentes y bellos mamíferos que son…»