Es difícil comenzar por el principio, pues ya son 9 años los que llevamos disfrutando de este deporte, el fútbol, que cuando tenía 4 años eligió nuestro hijo, y unos años después nuestra hija y que nos ha llenado las semanas de entrenamientos, partidos, alegrías, emociones, disgustos, pero sobretodo de crecimiento personal y  técnico.

Muchas somos las familias que todos los días decidimos acompañar a nuestros hijos para que practiquen un deporte, unas lo hacen por mantener unos hábitos de vida saludables, otras porque creemos que el deporte ayuda a crecer y a ser mejor persona, y más si se hace en equipo, otras porque desean ver a su hijo en las filas de algún equipo grande, o imitando a los grandes que salieron de canteras pequeñas como la nuestra… seguro que hay otras mil motivaciones, y ninguna es excluyente, pueden ser más de una a la vez, todas lícitas y cada una cuestionable en sí misma como exclusiva.

También son muchas las situaciones a las que nos hemos enfrentado los padres cuando se trata de apoyar a nuestros hijos y ayudarle a tomar sus decisiones, para que pueda tener un buen año, con el equipo que más le convenga, el que le corresponda o el que lo acoja… Como también igual de importante es la motivación a nuestros hijos a afrontar los partidos del fin de semana, si lo convocan o no, si juega más o menos, si juega aquí o allá… y por último lo que tenemos que aguantar en los campos cada fin de semana, a padres que vayan donde vayan, se «enganchan» con el equipo contrario, malas palabras y gestos, así como la retirada de confianza a los entrenadores, presión a los niños y a los directivos y una buena dosis de generadores de tensión en un clima que nunca debería dejar de ser deportivo.

Esta reflexión la dirijo a la parte más alta de la pirámide en un club (la directiva), y a la parte más baja y numerosa, nuestros niños. En medio de todo el tinglado, y no menos importantes, estamos los padres y los entrenadores.

Podría hacer el dibujo de la pirámide por importancia educativa, por volumen o por capacidad de decidir, dependiendo de cada una estaríamos en una posición u otra de la pirámide. A nivel técnico pondría a los entrenadores, a nivel de decisión a los niños, (aunque algunos padres se empeñen en decidir por sus hijos), en cuestiones ÚNICAMENTE de organización de club a la directiva. ¿Qué ocurre cuándo la directiva toma decisiones técnicas que sólo competen al entrenador, o se «mete» en cuestiones que sólo atañen a los niños y su crecimiento como seres humanos?. Pues que la cosa comienza a liarse.

Si bien está liada antes de comenzar; porque todos podemos entender que cada Club tenga unas líneas deportivas, entre las que se incluyen los objetivos y el «estilo» del club. Algunos son Clubs base y de formación, otros nacen con el espíritu de formar a súper cracks, y otros que son formativos pero a veces se introducen en terrenos que no les corresponden y desean ganar ligas pese a todo, o mantener categorías sin refuerzos, o aceptar a todos los niños que vengan aunque con ello tenga que desechar a los que han estado desde chiquititos en el club… Podríamos hablar largo y tendido y cada acción se justificaría, seguramente, de forma razonable, con mil opiniones, cada una distinta y nunca llegaríamos a un acuerdo los que estamos dentro. Porque sí, creo que nuestro club pertenece a este último estilo: siendo un club exclusivo de formación, a veces las lineas directivas se confunden, y confunden tanto que los que formamos parte del mismo club no sabemos hacia dónde vamos, ni qué se pretende de nuestros hijos, ni cómo podemos colaborar para hacerlo mejor… Y la sensación es que únicamente aquellos padres que alzan la voz a la directiva son los que acaban encontrando la forma de que se haga lo que ellos piensan, vaya o no en la línea del club, despreciando las opiniones de los profesionales y pisoteando el importante escalón de las demás familias y por encima de todo de los niños. Por tanto nos quedamos con un club formado por padres que exigen a voces: cambios en equipos a principio de temporada, posiciones para sus hijos, minutos de juego, que se marchen los entrenadores que no van con su estilo… y por otro lado con una directiva que «obedece» esas reclamaciones y toma medidas aunque éstas vayan en contra de la esencia de un club de formación, incluso de decisiones propias anteriores. Y en medio, con la cabeza gacha, entrenadores desautorizados, que bastante harán con seguir entrenando y pasar desapercibidos, y los padres que aceptamos sin rechistar las decisiones y que no cabe en nuestro ideario reclamar al director del centro, más nota a nuestros hijos en un examen, sino inculcarles que deben seguir trabajando para hacerse valer, mantener una buena actitud y seguir adelante…

¿Alguien puede imaginar a una familia hablando con la directora de un centro escolar para que la profesora le suba la nota en un examen de matemáticas, asegurando que su hijo/a merece más?. A algunos no nos cabe en la cabeza. Como mucho, vamos a hablar con el profesor para ver qué ha sucedido con nuestro hijo/a, cómo se está comportando, qué ha pasado y qué podemos hacer para mejorar. Pero no exigimos al director que le suba la nota o que eche al profesor.

Por otro lado, tampoco imagino a un director ofreciendo a un profesor llevar adelante una clase, pidiéndole que saque las mejores notas delas pruebas PAU de los últimos años con los alumnos que tiene, que están en un 7 de media, y que aún pidiendo el profesor refuerzos para poder superar ese reto, el director se lava las manos, pone zancadillas subiendo las notas a espaldas del profesor a alumnos que no se lo merecen y teniendo que acabar prescindiendo de él porque no cumple objetivos…

A cada cual le corresponden sus decisiones, como padres tenemos un peso muy importante, no se nos olvide, pero las de todos los padres, y NO TODOS VOCIFERAMOS, amenazamos con irnos con la ficha a otro club si no nos hacen caso o pensamos que nuestro hijo/a debe ser el mejor valorado. Muchos no somos así. Muchos más de los que os imagináis no somos así. Y algunos estamos empezando a cansarnos de vernos representados por gente que no nos representa, y ver que somos marginados como colectivo en general por estos comportamientos y algunos otros, cuando debería ser una labor conjunta de educación en el crecimiento personal de nuestros hijos/as. Pero muchos se apuntan al carro de la exigencia en vista que es lo único que funciona aquí y poniendo como excusa la estabilidad de su hijo/a…

Mi apoyo incondicional a TODOS/AS los entrenadores de este club, que con su tiempo, dedicación y esfuerzo se implican con nuestros hijos, luchan con ellos, les enseñan lo que saben y como saben, independientemente que haya mejores y peores entrenadores, como en todas las profesiones del mundo y que algunos tengan más o menos gracia para conectar con los niños. Mi apoyo porque soy educadora, porque soy madre y porque soy deportista y porque creo en la educación transversal y en el trabajo en equipo para llevar adelante cualquier proyecto. 

Mi recomendación, (sincera y sin pretensiones), de que el Club revise sus valores, sus principios y sobretodo, sus protocolos de actuación y los cumpla hasta el extremo, pese a quien pese y sea quien sea, con la decisión y la garantía de seguir la línea formativa que se han marcado, consensuada con el equipo técnico y con las aportaciones o colaboración de las familias, a las que ya hace mucho tiempo no tienen en cuenta para nada… Que apoye y cuide a sus entrenadores, que son la cara visible del Club y por encima de todo piense en los niños, en lo que les conviene por encima de todo, incluidos sus padres. Y mantenerse en los principios y dar confianza a la gente que día a día está sacando adelante los equipos y apoyarles y dar la cara con ellos… 

Mi admiración a esos niños/as, que pese a las «pirulas» de sus mayores, siguen viniendo con ilusión, siguen queriendo jugar al fútbol y divertirse, siguen entregándose semana a semana. El niño/a que pierda esta ilusión debe replantearse muchas cosas… y nosotros debemos ayudarles a hacerlo.

A los padres no les recomiendo nada, no soy quien, cada uno sabrá. Únicamente pido que se nos trate como una parte importante de esta pirámide, como parte importante del Club importante al que pertenecemos, que se trate a todos los niños de la misma manera independientemente de su familia. Las familias estamos para colaborar, no para llamar la atención sobre nuestros hijos favoreciéndolos por encima de otros.

No puedo decir que éste sea el club de mi corazón, porque ya tengo la suerte de haber pertenecido a 2 como madre, en disciplinas diferentes, y en todos ellos aportando y sumando siempre, pero sí son demasiadas cosas buenas como para no quereros. Pongo a su disposición mi colaboración al servicio de este club, al que queremos a pesar de todo.

A vuestra disposición. 

Isabel Remohí

 

 

Merece la pena trabajar por ellos/as

Muchas han sido las alegrías…