MIEDO

«Algunos lo definían como valiente, pero no lo era, porque no sentía miedo, ya no, así que no se enfrentaba a nada que temiera, no era valiente. Un poso continuo de decepciones y empujones de personas en las que había depositado su confianza, le hizo tejer una malla alrededor de las emociones. Ya no confiaba en la buena voluntad de las personas, tampoco tenía miedo al leer libros de suspense, ni de quedarse solo en casa, ni a la oscuridad, ni a drácula, ni a nada, ya no temía a nada de su día a día. Por eso era valiente… eso decían. Hubiera preferido no serlo.«

Isabel R.