Os comparto algunos pensamientos de estos meses.

Traducido a imagen, sería como un corto de pequeños momentos y pensamientos en la preparación de mi maratón. Algún flash de mi cabeza y algún tópico también, pero todo mío, sentido y vivido. Suerte el domingo a todos:

«Las dudas: ¿lo hago, no lo hago?, ¿llego a tiempo?, ¿Podré, no podré?… 4 meses de dudas.

El ansia, que rodea todos tus poros y acabas el entrene más rápido de lo que deberías, sólo unos días antes.

El sol en tus ojos, acompañándote por el camino de naranjos que tan bien conoces.

Los abueletes que siempre te saludan, con alegría, sin saber quién eres, mientras pasean por su huerta, que también es la mía.

El cosquilleo en tus entrañas cuando menos te lo esperas, durante la última semana, cada vez que te sorprendes «visualizando» tu carrera.

El cansancio acumulado, las ganas de parar y dejarlo todo, la poderosa fuerza de la mente... que acaba venciendo a toda pereza,  sentimiento o dolor…

El dolor, incansable compañero de viaje estas semanas. Te odio. Pero te quiero, me haces fuerte, haces que sienta que mi reto será una pasada. 

Mi entrenador, ¡cuánta paciencia!, ajustando siempre entrenes, tiempos, retos. Loco lo vuelvo con tantas cosas como me gustaría hacer. ¡¡¡Lo siento!!! jajaja. Gracias¡¡¡¡

Mis amigos los caracoles. A los que tanta aversión he sentido durante toda mi vida y ahora puedo soportar, los esquivo para no chafarlos, pobres; y no paran de salir, no paran de acosarme, pero ya no pueden conmigo, ya no. Sólo corro.

La lluvia interminable de estas semanas, haciendo de los entrenes lo más divertido de la semana, sintiéndome como una niña con botas nuevas…

La planificación. !Ay que difícil¡. !Qué fácil esquivarla y arrepentirse después¡. ¡Cuánto esfuerzo por seguirla, y cuánta alegría cuando acabas la tarea!. Lo conseguirás, si lo mantienes lo vas a conseguir.

Los objetivos. Cuando se te escapan de los dedos a las pocas semanas y replanteas el día D, pero aún sueñas con conseguirlo…

La comida, estricta y bien dirigida, pero con la esperanza de que me ayude en mi objetivo también. 

Los errores, que los tengo y los tendré y parece que últimamente han sido más. Os quiero lejos de mí esta semana…

Los compañeros de fatigas, que siempre están ahí para darte ánimos, hacer que crezca la confianza en ti misma cuando más flojita estás, contar sus experiencias o entrenar conmigo. Gracias Triculps.

La pizza del día de antes, ¡qué ganitas de tomarla ya!. De prepararlo todo en un montón el día de antes, de acostarme súper pronto pensando que así me dormiré antes y acabar levantándome 4 veces, con cualquier excusa…

La feria del corredor. Emoción donde las haya. Todo se vende ese día. Nunca se me ha ocurrido comprar nada el día de antes, pero ahí está, todo a tope de todo, por si lo has olvidado para el día siguiente. Y el fotocall, los deportistas, la imagen que se te queda de ir todos al matadero, pero contentos…

La activación del día de antes que nunca hago y lo disimulo diciendo que estar con los nenes activa mucho… ay¡¡¡

La cara de loca felicidad de mis pequeños cuando me ven en carrera, mientras Jorge intenta hacerme alguna foto decente, ellos me empujan a seguir adelante y me facilitan poder dedicar algún tiempo a este deporte que tanto quiero.

Las calles cortadas con personas que han ido a verte, bueno, a tí concretamente no, pero ahí están chillando. NO dejéis de hacerlo, no os podéis imaginar la alegría y la fuerza que transmite.

Las torres de Serranos, el río, la Universidad, la Plaza de Toros, el Ayuntamiento, el paseo por Colón y el final en el Museo… toda Valencia para tí. Menudo lujazo.

Los que se cabrean por el corte de las calles. Eso no entra en mis pensamientos. Sólo positivo. (Borrado)

Los geles que se espachurran en el cinturón que te aprieta como nada, que se mojan con tu sudor y que da «asquito» sacarlo todo arrugado, pero ¡¡Qué rico que está!! ¡¡Cuánta energía!!. 

La moquita que no para de caerte, ris ras, arriba y abajo… a veces sacas el pañuelo, otras usas la manga, cuando puedes a modo campeón, soplando por la nariz. Ays qué asco¡¡ Y qué bien que te quedas al vaciar.

El pis, que no sé si lo aguantaré ese día. He parado a mear en casi todos los naranjos del canal en los entrenes, me sé todos los escondites, pero ¡Ay ese día!, ese día habrá miles de personas animando, y no sé cómo lo aguantaré… ¿alguna idea?.

Los retortijones de ese día. 3 ó 4 veces al baño. Toda la ingesta de la semana se va por el retrete en 3 visitas. Descomposición absoluta. A la búsqueda de WC vacíos y limpios, misión imposible ese día.

Mirar a los de tu cajón e intentar valorar con la mirada si el que tienes a tu lado correrá como tú, o se ha marcado un farol, mirar la marca de zapatillas más usada de tu cajón y hacer una estadística (sííí lo hago), mirar a ver cuántos corren con chubasquero de frío, cuántos son los «chulit@s» que lo hacen con tirantes, cuántos con forro polar que dejarán tirado a los 200 m… y pensar que voy «perfecta».

Levantar las manos arriba y dejarse llevar por el speaker. Ya está. No hay marcha atrás. Lo que hayas trabajado así será tu carrera. A veces no, a veces he trabajado mucho y luego he pinchado, pero sé que han sido las menos veces y siempre por razones bien concretas, así que no hay excusa, te va a salir bien. Pues claro que sí. Sonríe, están grabándote.

Y vamos para allá, han dado la salida, pero hasta dentro de 10 min no pasaremos la línea de salida, de tantos como somos… 

y ahora, a saco. A marcar ritmo de crucero y a comer kilómetros. A disfrutar de vuestras sonrisas, de las calles, del día y de la oportunidad que me ha dado la vida de poder hacer esto. Nunca lo hubiera imaginado. Pensar que en el km tal estará tu amiga, en el cual estarán los del club, en el final estarán los tuyos, y en todos estaré yo…

Y llegar a meta, temblando, llorando, con cansancio extremo pero llena de felicidad… llena de haberlo podido conseguir. Porque lo voy a conseguir. Y no habrá sido fácil y por eso me llenará más. La alfombra azul, el agua, el museo, las naranjas de la meta, los corredores que han llegado como tú, el isotónico, la manta metálica que te dan como si hubieras tenido un accidente (que me da un mal rollo, pero cumple su funcion térmica), y el descanso, el descanso bendito.

La paella de mi padre.»

Y a por otro reto. Isabel.